Sección
Investigaciones
ISSN: 0719-384X
Nuevas Dimensiones
https://doi.org/10.53689/nv.vi11.64
https://nuevasdimensiones.uahurtado.cl
N° 11, Enero-Diciembre, 2024. pp. 1-20
Representaciones sociales de jóvenes
escolares en Colombia sobre conflictos Juveniles
Social
representations of school youth in Colombia on youth conflicts
Olga
Celis-Arias[1]
Recibido: 04/05/2024
Aceptado:27/08/2024
Resumen
El documento se enmarca en un proyecto de
investigación doctoral en curso titulado, “Representaciones Sociales en la
Enseñanza del Conflicto Juvenil” cuyo objetivo es, identificar las
representaciones de jóvenes estudiantes en Colombia acerca de conflictos
juveniles y como estas representaciones pueden ser utilizadas en la enseñanza
del conflicto. El
artículo expone una síntesis teórica y metodológica que dio bases al constructo
conceptual de la investigación con enfoque cualitativo. Se utiliza como técnica de recolección de
información los grupos focales. Los datos que emergen son interpretados y
analizados a través de análisis de contenido. Los
hallazgos muestran que los estudiantes
identifican el conflicto juvenil desde una visión negativa enmarcados en
problemas emocionales. La violencia directa es considera como la principal
causa de conflictos protagonizados por jóvenes. La estigmatización y la poca
valoración que la sociedad adulta tienen frente a las opiniones de los jóvenes
son considerados por los estudiantes conflictos juveniles.
Palabras
claves: Representaciones Sociales, Conflicto Juvenil, Enseñanza del Conflicto
Abstract
The document is part of an ongoing doctoral
research project titled, “Social Representations in the Teaching of Youth
Conflict”, whose objective is to identify the representations of young students
in Colombia about youth conflicts and how these representations can be used in
the teaching of youth conflict. conflict. The article presents a theoretical
and methodological synthesis that gave bases to the conceptual construct of the
research with a qualitative approach. Focus groups are used as a data
collection technique. The data that emerges are interpreted and analyzed
through content analysis. The findings show that students identify youth
conflict from a negative view framed in emotional problems. Direct violence is
considered the main cause of conflicts carried out by young people.
Stigmatization and the low appreciation that adult society has for the opinions
of young people are considered youth conflicts by students.
Keywords: Social Representations,
Youth Conflict, Conflict Teaching.
Cómo citar
Celis-Arias, O.
(2024). Representaciones sociales de
jóvenes escolares en Colombia sobre conflictos Juveniles. Nuevas Dimensiones, 11, 1-20. https://doi.org/10.53689/nv.vi11.64
1. Introducción
En el marco de investigaciones que abordan el
estudio del conflicto en el entorno escolar, resulta pertinente analizar las
representaciones sociales que los jóvenes estudiantes han construido sobre este
fenómeno. Esto permite responder a interrogantes clave en relación a: ¿cómo
perciben y experimentan el conflicto los estudiantes de educación básica? y
¿cómo influyen estas representaciones en su proceso de enseñanza-aprendizaje? este análisis se relaciona tanto con sus
procesos cognitivos individuales como con las interacciones sociales que se
desarrollan en contextos familiares, escolares y comunitarios. El objetivo de
este estudio es describir las representaciones del conflicto juvenil que tienen
un grupo de jóvenes estudiantes en Colombia, y explorar las implicaciones de
estas representaciones en los procesos de enseñanza y aprendizaje relacionados
con este fenómeno social.
Si bien los conflictos, y esto de acuerdo a
lo expresado por Burnley (1993), Lederach (1984), Gutiérrez y Pagés (2018), son
fenómenos naturales, inherentes a las relaciones humanas, y hacen parte del
proceso de cambio de los individuos y de la vida social, las formas de
entenderlos y afrontarlos, responden en gran medida a una serie de experiencias
e interrelaciones vividas por los sujetos en los escenarios en los que se
desenvuelven.
En varios países, especialmente de América
Latina el conflicto suele concebirse casi siempre de forma negativa., según
informes recientes presentados por International Crisis Group (2023) y Human
Rights Watch (2022, 2023), se expone que, en naciones como Colombia, Venezuela,
Perú, Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua, los fenómenos como crisis humanitaria, la violencia persistente,
la corrupción, violaciones a los derechos humanos, la crisis económica y social, contribuye a un
entorno de inseguridad y desconfianza que suelen desencadenar situaciones de confrontaciones violentas que
afectan de manera particular a la población juvenil.
En Colombia Los conflictos protagonizados
por jóvenes se han convertido en un tema de relevancia y preocupación social,
esto debido principalmente a que la violencia se ha privilegiado como una de
las formas más comunes para afrontarlos. De acuerdo con los
resultados expuestos en el informe de la investigación adelantada por la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Trucco &
Ullmann, 2015), en concordancia con Chaux (2012), la forma en que los jóvenes
en Colombia enfrentan habitualmente el conflicto son a través de acciones
violentas. Sin embargo, entre los
jóvenes la forma de entender el fenómeno y de afrontarlo pueden variar, debido
a las interrelaciones que estos tejen con su entorno social, cultural,
político, educativo, sus experiencias personales y su acceso a la información. Situaciones que
influyen en las actitudes y conductas que los jóvenes asumen frente a los conflictos
que deben afrontar en su vida cotidiana.
Para
poder entender cómo este fenómeno se construye socialmente y se enraíza en el
pensamiento de los jóvenes modificando su conducta, proponemos abordarlo
bajo el concepto de representaciones sociales, que de acuerdo a Moscovici
(1979), Lacolla (2005) y Jodelet (2018) son construcciones mentales que se
forman grupalmente desde la cotidianidad a partir del lenguaje y que actúan
como motores de pensamiento generando conductas relacionadas con ellas.
En este sentido las teorías de las
representaciones sociales nos permitirán comprender la dinámica de las
interacciones cotidianas por medio de las cuales los jóvenes construyen
significados sobre sus conflictos y cómo estos significados son compartidos en
forma de pensamiento social.
Las representaciones sociales (RS)
desde la teoría social propuesta por Moscovici (1979) y compartida en gran
medida por Jodelet (1984, 2019), Farr (1983), Banchs (1984) representan formas
de conocimiento socialmente construidas, que ayudan a las personas a comprender
y dar sentido al mundo que les
rodea. Una modalidad particular de
conocimiento cuya función es la elaboración de los comportamientos y la
comunicación entre los individuos.
Planteamos nociones teóricas desde la propuesta planteada por Moscovici
(1979) y desarrollada por Jodelet (1984, 2019), en relación a la estructuración
de las representaciones como constructos que el ser humano va apropiado dentro
de su proceso histórico a través de las vivencias, las interacciones, la
cultura y las instituciones, no como opiniones individuales aisladas, sino como
un conjunto de significados de conocimiento del sentido común que incluye tanto
aspectos cognitivos como emotivos, que
intervienen en las dinámicas sociales y con los que se interpreta la realidad a
partir de las interrelaciones y la comunicación entre las personas en diversos
contextos y momentos históricos.
Conocimiento que además orienta la conducta y la comunicación que
establece con otros miembros de la comunidad frente al fenómeno representado.
Para Jodelet (2019), las representaciones sociales son tanto producto como
procesos sociales que influyen y son influenciados por la interacción y las
estructuras sociales, presentes en los contextos locales y globales, destacando
la importancia de considerar para su estudio aspectos cognitivos, afectivos y
simbólicos que permitan una comprensión profunda de como los sujetos construyen
significados en torno al fenómeno representado en diferentes entornos a los que
son expuestos. En este sentido abordar dimensiones multidimensionales de las
representaciones resulta de gran relevancia para avanzar en como las
representaciones influyen en la realidad social y como pueden ser utilizadas para
abordar problemas sociales como el conflicto juvenil.
En relación a lo expuesto se puede
advertir que las representaciones sociales que los jóvenes construyen frente a
conflictos que los afectan, se configuran como conocimiento de sentido común y
son el resultado de las diversas interrelaciones con el otro y con el fenómeno
representado dentro de procesos dialógicos en un momento histórico social, se
instalan en el medio y se reconfiguran a medida que son permeadas por nuevas
interacciones que se establecen en los diferentes entornos donde se
desenvuelven.
2.2. Representaciones sociales y Educación
La teoría de las representaciones sociales que tiene sus orígenes en el
ámbito de la psicología social, se configura como una de las vertientes
modernas de investigación de ciencias sociales que permite el diálogo con
disciplinas que reflexionan sobre el conocimiento aplicado a la vida diaria; en
este sentido, se advierte la pertinencia de investigar sus implicaciones en el
contexto educativo.
El modo en que las representaciones sociales intervienen en la práctica
educativa ha sido objeto de reflexión de varios autores. Marková (2017)
siguiendo los planteamientos de Zittoun (2014) explora el desarrollo del
aprendizaje en relación tríadica entre el Yo-Otro-Objeto de conocimiento. Sostiene que el estudiante además de
interactuar con el profesor sobre el Objeto de conocimiento, también participa
en un diálogo interno consigo mismo sobre este mismo objeto en dos líneas: Una a través de un dialogo con el objeto de
conocimiento y sus conocimientos previos, estos adquiridos en diversas
interrelaciones con el objeto y los entornos. Y otro dialogo surge del proceso
formal de aprendizaje al que se expone el estudiante en su entorno educativo.
En relación Zittoun (2014), citado por Marková (2017) afirma que, el proceso de
conocer implica internalización, reorganización de conocimientos previos y
construcción de nuevos conocimientos. En esta misma línea Joan Pagés (1997, 2002) y
Mazitelli y Aparicio (2010), exponen
que la investigación
sobre las representaciones de los alumnos debe partir de la consideración de
que todo nuevo conocimiento se origina a partir de conocimientos anteriores y
es consecuencia del contexto socio cultural en el que se encuentra inmerso, por
tanto, pueden utilizarse
técnicas didácticas que permitan identificar las representaciones
sociales de los estudiantes sobre el objeto de conocimiento para iniciar en
escenarios dialógicos y de reflexión, el cuestionamiento y construcción social sobre los nuevos
aprendizajes. Podemos considerar partiendo de estos argumentos aportaciones de
González (2021) en relación a como las representaciones sociales desde la
teoría de presentada por Moscovici (1979) se vinculan con otras teorías
importantes como la Pedagogía de la Liberación de Paulo Freire. Ambas
construcciones teóricas comparten elementos comunes como la lectura crítica con
vocación transformadora de la sociedad a través de posturas dialécticas; en
este sentido es posible considerar desde las posturas críticas en escenarios
dialógicos y controversiales en los que se forjan las representaciones sociales,
identificar las identidades, comportamientos y acciones que los estudiantes
tienen frente fenómenos sociales como lo son los conflictos que afectan a los
jóvenes analizados dentro del contexto educativo.
2.3. Conflicto y Educación
El concepto de conflicto ha generado varias reflexiones de las cuales
emergen posturas y discusiones frente a su interpretación y estudio, necesarias
de ser analizadas para abordar su enseñanza en la escuela.
En primera instancia, hacemos referencia a la percepción del conflicto
como algo negativo que afecta el desarrollo social y económico y que, por ende,
las sociedades que quieren alcanzarlo deben propender por evitarlo. Desde esta
visión el conflicto interrumpe o retardan los procesos que permiten alcanzar
las metas de desarrollo que las sociedades se proponen, debido a su carácter de
enfrentamiento, desacuerdo y tensión.
El conflicto desde una perspectiva negativa se plantea, según lo
expuesto por Jares (2004), como: “la concepción tradicional del conflicto
derivada de la ideología tecnocrática-conservadora que lo asocia como algo
negativo, no deseable, sinónimo de violencia, disfunción o patología y, en
consecuencia, como algo que es necesario corregir y sobre todo evitar”
(p.10). El conflicto como fenómeno
presente en las interacciones humanas, esta culturalmente asociado a la confrontación
violenta, a las disputas por el poder político, económico e ideológico. Esta
visión negativa del conflicto, según
los aportes de Lederach (1984), no está asociada precisamente a la naturaleza.
Otra de las posturas sobre las interpretaciones del conflicto es la que
lo asume como: “Positivo y necesario para el crecimiento del ser humano (…), el
conflicto es indispensable para la realización humana” (Lederach, 1984, p.6).
En concordancia con esta postura, otros autores como Jares (2006), Gutiérrez
(2011), Parker-Shandal (2022),
Parker y Bickmore (2020, 2021), entienden el conflicto como una
situación natural e inherente a las dinámicas sociales, que puede ser un factor
potencialmente positivo para generar procesos de cambio social, si estos se
afrontan en escenarios de justicia y equidad, descentrando sistemas de opresión
e inequidad. La visión del conflicto como oportunidad, orienta hacia un
pensamiento crítico de los problemas sociales, visibilizándolos en búsqueda de
transformación y desarrollo social.
Entender la enseñanza del conflicto desde una perspectiva crítica nos
lleva a considerar propuestas didácticas que orientan de acuerdo a Freire (como
se citó en Santisteban, 2019) a prácticas por las cuales las personas “se
enfrente a la realdad de manera crítica y creativa y descubran cómo participar
en la transformación de su mundo” (p.58). Prácticas educativas y esto en
concordancia con Benejam (2002), Pagés (2009), Parker y Bickmore (2020, 2021) y
Parker-Shandal (2022),
orienten hacia la formación de pensamiento social, comprensión de la realidad y
formación de ciudadanía democrática desde enfoques de justicia crítica que
posibiliten acciones de transformación social y ciudadana desde los contextos
educativos.
2.4. Representaciones sociales en la enseñanza
del conflicto
La teoría de las representaciones sociales se configura como una de las
vertientes modernas de investigación en educación que permite diálogos que
reflexionan sobre el conocimiento aplicado a la vida diaria de los estudiantes.
Nuestros estudiantes llevan al aula de clase sus representaciones,
construidas a partir de la vinculación y participación en su entorno situado y
en el cual, se discuten y comparten ideas, experiencias, concepciones sobre un
objeto, concepto o fenómeno a través de diversos canales como los medios de
comunicación, la familia, el entorno social, la escuela, los medios
virtuales. Es importante que estas
experiencias sean compartidas en el aula de clase y sean tenidas en cuenta en
los procesos de enseñanza – aprendizaje escolar. Investigaciones como las de
Pagés (2009), Castorina, Barreiro y Toscano (2005), González (2021) indican
que los procesos de enseñanza deben considerar las representaciones
sociales, ideas previas o creencias que tengan los y las estudiantes, ya que estas
son indicadores relevantes en la formación de su pensamiento social y reconocen
la importancia que tiene el desarrollar prácticas educativas que consideren
esas representaciones para así poder trabajar sobre la intervención de ellas y
cambiar esas representaciones de ser necesario. En este sentido, Lobato (2013),
Mazitelli y Aparicio (2010), Lacolla (2005), expone la
importancia de promover estudios sobre el rol de las representaciones sociales
en los procesos de enseñanza – aprendizaje escolar, en aras de contribuir al
mejoramiento de la enseñanza de las ciencias desde miradas críticas que convoquen
a procesos dialógicos en escenarios de controversia.
Para autores como Castorina, Barreiro y Toscano (2005), las
representaciones sociales construidas por los estudiantes a través de las
interacciones de la vida cotidiana forman constructos “no formalizados” que
permanecen como un legado cultural posibles de ser transformadas desde
escenarios educativos, si se dan a través de prácticas que promuevan nuevas
interacciones y confrontaciones vinculadas a situaciones que resulten
pertinentes y significativas para los alumnos.
Así es, como entendemos que la enseñanza del conflicto a partir de la
identificación de las representaciones sociales que los estudiantes tiene de
los conflictos que los afectan pueden interferir en la actitud o disposición de
estos frente a su aprendizaje, a partir del dialogo de saberes entre la
didáctica de las ciencias sociales y la teoría de las representaciones
sociales, diálogos que de acuerdo a Castorina (2017) “habiliten una revisión de
las disciplinas para enfrentar el desafío del aprendizaje escolar” (p.6).
En este sentido la enseñanza de conflictos protagonizados por jóvenes en
Colombia representa un tema de gran relevancia, debido en otros aspectos a la
larga historia de conflicto social y armado en el país y su impacto en las
generaciones jóvenes. Abordar este
problema social en la escuela desde las representaciones permite promover
escenarios de discusión que propendan por el empoderamiento de los jóvenes como
agentes de cambio en la sociedad.
A continuación, abordaremos los aspectos metodológicos del estudio que
estamos realizando sobre las representaciones del conflicto juvenil entre
jóvenes escolares en Colombia.
3. Metodología
3.1. Representaciones de los jóvenes escolares en Colombia acerca del
conflicto juvenil
La investigación se basa en un enfoque cualitativo que nos permita una
comprensión en profundidad acerca de las representaciones sociales que han
construido los estudiantes de un fenómeno social complejo en su contexto
natural. Se recoge información con 60
jóvenes estudiantes del segundo ciclo de básica secundaria, vinculados a una
institución educativa pública del sector urbano en el municipio de Calarcá,
departamento del Quindío Colombia. Estudiantes con edades que oscilan entre los
15 y 16 años, los cuales fueron seleccionados por criterios de accesibilidad al
campo y que residen en su mayoría en sectores clasificados como estrato socioeconómico 1 y 2, que
representan áreas con mayores niveles de vulnerabilidad. Esta estratificación
se basa en cinco categorías, donde el estrato 5 corresponde a los sectores con
mejores condiciones socioeconómicas y el estrato 1 a aquellos con mayores
carencias en vivienda, infraestructura vial, servicios públicos y seguridad.
La población estudiantil que participa en esta investigación reside
predominantemente en barrios que han sido identificados por la Defensoría del
Pueblo como áreas de alto riesgo, según el Informe de Riesgo No. 001 de 2024.
Este informe señala el riesgo de que niños, niñas, adolescentes y jóvenes sean
vinculados con el micro tráfico y bandas criminales, exponiéndolos a riesgos
físicos, sociales y emocionales constantes.
La Institución Educativa Pública donde se lleva a cabo la investigación
está situada en la zona sur del municipio, en un sector que también forma parte
del Informe de Riesgo No. 001 de 2024.
La información se recolectó mediante la realización de 8 grupos focales
(GF), guiados por una serie de preguntas diseñadas para explorar cómo los
estudiantes perciben el conflicto juvenil, cómo enfrentan estos conflictos, si
identifican sus causas, y cuáles son las formas que utilizan para abordarlos,
además de los responsables que consideran implicados como protagonistas.
La decisión de utilizar grupos focales para la recolección de
información se basa en dos aspectos fundamentales. Primero, se consideró el
tiempo limitado disponible para el trabajo de campo con los estudiantes. Era
necesario emplear técnicas que permitieran reunir a grupos de estudiantes en un
mismo espacio académico. En este contexto, los grupos focales resultaron ser la
técnica más adecuada, ya que no solo facilitaban la reunión de los estudiantes,
sino que también promovían un diálogo grupal sobre los conflictos juveniles en
Colombia. Esta técnica permite explorar los conocimientos previos de los
estudiantes, así como las confrontaciones y consensos sobre la estructura de
los conflictos que identifican. Además, facilita la identificación y el
análisis de las representaciones sociales y su desarrollo procesual. De acuerdo
con González (2021) y Jodelet (2019), esto permite comprender cómo las
representaciones se desarrollan, cambian y se mantienen en relación a la
historia, la cultura y el contexto social.
Las preguntas que guían las discusiones en los grupos focales fueron
diseñadas para que las narrativas se pudieran dar a partir de la exploración de
imágenes como dispositivos visuales que proyectaran conflictos en el contexto
real. Se utiliza la imagen de diferentes tipos (fotografías periodísticas, artísticas
y caricaturas) que permitieran hacer lecturas de elementos iconográficos y
extra iconográficos de algunas situaciones relevantes en Colombia, en las que
intervienen jóvenes y que han sido circuladas en diferentes medios. Este
instrumento de investigación pretendía identificar las representaciones
sociales de los estudiantes acerca de conflictos protagonizados por jóvenes que
fueran relevantes para los estudiantes al estar presentes en su entorno (barrio,
ciudad y país)
Las imágenes seleccionadas hacían alusión a las siguientes situaciones
presentes en la historia reciente de Colombia y en sus entornos sociales
(barrio):
Las narrativas expuestas en las imágenes brindan elementos que dan
sentido y constituyen un significado representacional subjetivo de
acontecimientos o fenómenos construidos socialmente y manifiestos en las obras.
Moscovici (como se citó en Martha de Alba 2020), sugiere
Una psicología social de nuestra cultura debería incorporar el cine, el
documental, la fotografía, la música, la literatura, la pintura, los mitos y
los dramas televisados, a su campo de investigación para comprender las
pasiones de una época y la psicología de una colectividad (p,65).
En este sentido, utilizamos la imagen como medio facilitador para
propiciar escenarios de diálogos y debates que permitieran identificar las
representaciones que los jóvenes han construido del conflicto juvenil, a partir
de las experiencias vividas enmarcados por diversos conflictos expuestos en los
textos de imagen y que han surgido dentro de prácticas sociales en la historia
reciente de Colombia.
Para analizar los datos obtenidos en los grupos focales sobre las
representaciones de los estudiantes acerca del conflicto juvenil, se aplicó la
técnica de análisis de contenido, integrando elementos de codificación de la
teoría fundamentada. Este enfoque permitió, mediante las etapas de codificación
abierta, axial y selectiva, identificar y establecer categorías
que orientaran la comprensión de las representaciones sociales de los
estudiantes sobre el conflicto. La codificación abierta facilitó la
descomposición de los datos en unidades significativas, mientras que la codificación
axial permitió organizar estos fragmentos en categorías relacionadas.
Finalmente, la codificación selectiva integró estas categorías para develar
cómo las representaciones del conflicto se desarrollan y están influidas por
factores históricos, sociales y culturales.
4. Resultados
Los resultados están guiados por preguntas
orientadoras que facilitan la lectura subjetiva que los estudiantes dan a las
imágenes utilizadas frente a la identificación de conflictos que afectan a los
jóvenes, la valoración e interpretación que dan a los conflictos, el rol que
cumplen los jóvenes en escenarios de conflicto, las formas en que se afrontan y
su posición frente a estas formas de resolución.
Los resultados refieren principalmente a experiencias vividas en el
entorno social (barrio/ciudad), familia y escuela. En menor medida a
información a la cual han accedido a través de prensa escrita y televisión. Las
redes sociales representan para los estudiantes medios masivos de difusión y
recepción de información.
Se puede evidenciar que existe desconfianza por parte de los estudiantes
frente a la información que pueda llegar de la prensa oficial y de los
noticieros, consideran que no representan las inquietudes e intereses de los
jóvenes por el contario buscan estigmatizar al joven como violento y desestimar
su activismo político y social.
“Los medios de comunicación es algo muy
amarillista, allá solo van a mostrar lo que les favorece y lo que el
televidente quiere ver, lo que más visitas deja, lo que reproduzca
visualizaciones, mostrar la mala cara de los jóvenes no lo que hacemos bien” (GF
5).
Se pone de manifiesto una percepción crítica sobre cómo los medios de
comunicación presentan a los jóvenes. El término “amarillista” sugiere que los
medios tienden a priorizar noticias sensacionalistas y negativas que atraen más
atención y generan más visitas en redes sociales. Para los estudiantes los
medios enfocan su contenido en las conductas problemáticas de los jóvenes en
lugar de destacar sus logros y aspectos positivos. En relación se evidencia
como los medios de comunicación y eso en concordancia a las aportaciones de
Moscovici (1979) dejan huella en la construcción de opiniones, actitudes y
estereotipos.
4.1. Identificación de conflictos que afectan a los jóvenes
Los estudiantes advierten que los conflictos que afectan a los jóvenes
son problemas relacionados principalmente con las acciones violentas a nivel
personal, social y entre pares. Además, consideran que los jóvenes no son
reconocidos como sujeto de participación por parte de los adultos y las
instituciones.
“A mí me parece que uno de los problemas que hay
es la violencia. Los jóvenes queremos solucionar todo con la violencia. Pues la
violencia también es un problema a nivel social en general, pero más que todo se ve muchos
entre nosotros mismos” (GF 3).
Se evidencia una posición negativa frente a la forma como los jóvenes
enfrentan el conflicto a través de acciones violentas y refleja una conciencia
de que este comportamiento tiene implicaciones más amplias a nivel social,
siguiendo patrones culturales y sociales que se han establecido históricamente.
Esto es relevante para entender la posición de los jóvenes frente a acciones
violentas como forma de afrontar el conflicto. La identificación de estos
patrones de acuerdo a Parker y
Bickmore, (2021). ayudar a desarrollar prácticas educativas más
efectivas que aborden la violencia desde una perspectiva de justicia tanto
individual como social.
Otro de los conflictos que emerge como uno de problemas relevantes que
afectan a los jóvenes son la presión escolar, familiar y social en búsqueda de
aprobación y adaptación al sistema impuesto por la sociedad adulta y en
consecuencia emergen problemas emocionales manifiestos en depresión y
adicciones.
“Yo pienso que, si es verdad que muchas veces, los padres, el colegio,
sociedad, de todo si nos quieren imponer muchas cosas” (GF 4).
“Nosotros consideramos que los problemas de los jóvenes son el ámbito
psicológico, mental, de que queremos ser siempre perfectos para la vista de las
demás personas, entonces acudo a muchas cosas como las drogas, y ahí es donde
llegan los problemas como la ansiedad” (GF 5).
Desde esta mirada es importante analizar cómo los jóvenes perciben las
imposiciones de la sociedad y sus efectos psicológicos en términos de falta de
reconocimiento. Desde esta mirada Navarro (2011) expone desde la Teoría de las
Esferas del Reconocimiento de Alex Honneth que cuando el sujeto o grupo social
siente que su dignidad e integridad son afectadas de manera negativa, activara
una serie de estrategias por la lucha del reconocimiento, en este sentido las
acciones son direccionadas por los jóvenes en relación a afectaciones
emocionales producto de la violencia directa.
Los problemas sociales y políticos identificados en algunas imágenes no
son considerados por los estudiantes problemas juveniles. La baja calidad de la
educación pública, la falta de oportunidades laborales y de emprendimiento en
el país, las migraciones, la protección del medio ambiente. Si bien, son
reconocidas por los jóvenes como situaciones que los afecta frente a las
expectativas de futuro, no representan para ellos conflictos juveniles. Ejemplo
“Pregúntele ahora a un joven que quiere hacer en un
futuro, le va a decir que se quiere ir de Colombia, ósea no creo que haya un
joven que diga ¡haa! yo quiero quedarme en Colombia y eso no es un conflicto,
es normal, es por un mejor futuro para los jóvenes” (GF 1).
A pesar de que los estudiantes reconocen la gravedad de estos problemas
sociales y políticos, no los clasifican como conflictos específicamente
juveniles. Esto sugiere una distinción importante en la percepción de los
jóvenes entre problemas que impactan su vida diaria y aquellos que consideran
parte del contexto social y de su visión de futuro. Los conflictos juveniles,
desde la perspectiva de los estudiantes, parecen estar más centrados en
situaciones personales y directas que ocurren en su entorno inmediato (familia,
escuela, barrio). La baja calidad de la educación, la falta de oportunidades
laborales y de emprendimiento, las migraciones, los problemas socio ambientales
no son vistos como conflictos juveniles directos, son entendidos más como
problemas sociales que afectan a toda la población y no están relacionados
exclusivamente con las preocupaciones de su vida actual, sin embargo, si se
reconocen como desafíos significativos que pueden limitar sus posibilidades de
éxito y bienestar en el futuro.
4.2 Valoración e interpretación del conflicto juvenil
En la interpretación que los estudiantes dan a los conflictos juveniles
destacan algún tipo de explicación generacional. Argumentando diferencias con
la sociedad adulta que los ubica como opuestos, en tanto sus relaciones son
riesgosas y desencadenan problemas frente a las normativas tradicionales,
intereses y expectativas. Se instala la desconfianza y la oposición como eje de
la relación (Duarte, 2004).
“O sea, los adultos no quieren que mostremos
nuestra libre expresión, como que no entienden todavía que literalmente ya
hemos evolucionado” (GF 1).
“Vemos como nos acusan también por querer luchar
por algo que quizás las gentes de las generaciones pasadas no luchaban,
entonces pues quieren que nosotros también no lo hagamos y pues entonces nos
juzgan” (GF 2).
Se distingue una brecha generacional que revela
que los jóvenes perciben una resistencia significativa por parte de los adultos
a aceptar su libre expresión y sus luchas por causas sociales. Esta resistencia
genera conflictos intergeneracionales y una sensación de juicio y falta de
apoyo Para González (2021) esta brecha se concibe en términos de pertenencia e
identidad de un grupo que los lleva a distinguirse de otro que consideran
distintos.
Los problemas que distinguen en las interrelaciones del joven con el
entorno social, los interpretan como un asunto de exclusión y homogenización
por parte de las instituciones y la sociedad adulta que portan el poder y
control social.
Las imágenes en las que se muestran las protestas juveniles no son
consideradas por los estudiantes escenarios donde se visibilicen conflictos
juveniles en tanto no representan violencia directa ejercida por los jóvenes.
Consideran estas situaciones como problemas políticos que algunos jóvenes
enfrentan, pero que no constituyen situaciones de violencia protagonizada por
jóvenes, por tanto, están alejados de los problemas que ellos deben enfrentar.
Se refleja un descontento y desconfianza frente a la clase política y lo que
representa. En relación Hernández (como se citó en Duarte, 2004) distingue que,
para algunos jóvenes, la política como un escenario que se aleja de las
creencias que hoy son la base de las agrupaciones juveniles.
4.3. Rol que cumplen los jóvenes en escenarios de
conflicto
Para los estudiantes, los jóvenes que participan en situaciones de
conflicto en contextos social y político, son vistos por los medios de
comunicación, las instituciones y la sociedad adulta como violentos, vándalos e
inadaptados, lo que genera situaciones de tensión y descontento por la
estigmatización a la cual consideran son sometidos. Al establecer la relación
de los considerados jóvenes conflictivos con
sus propias realidades, interpretan un alto grado de presión escolar y familiar
frente al cumplimiento de las normas establecidas, al desempeño escolar, a su
vinculación y participación en grupos sociales, y expectativas de futuro. En
este escenario los jóvenes de acuerdo a la interpretación de los estudiantes
sufren afectaciones que se pueden dar a nivel intrapersonal, manifestados en
cambios emocionales como enojo, aislamiento, miedo, depresión. Los estudiantes
interpretan alto grado de sometimiento, invisibilización y menosprecio de la
voz del joven frente a los conflictos que consideran los afecta.
4.4. Las formas en que se afrontan y posición frente a estas formas de
resolución
Algunos estudiantes interpretan que las formas en que los jóvenes
privilegian para afrontar conflictos son a través de acciones de violencia
directa, que en muchos casos consideran justificadas en relación a que solo a
través de estas acciones obtendrán algún grado de respeto frente a sus
intereses, gustos y opiniones. Sin
embargo, al relacionar estas formas de afrontar el conflicto con su vida en el
entorno escolar y familiar, coinciden en que la evitación y el sometimiento
representan las formas habituales de afrontarlos, respondiendo principalmente a
conocimientos adquiridas en el contexto familiar y escolar que se arraiga en
los primeros años y que posteriormente son confrontados en la adolescencia y la
Juventud con discursos de pares en entornos sociales a través de procesos de
interacción social presencial y virtual. Estas confrontaciones provocan
resistencias conceptuales que desencadenan afectaciones emocionales que los
pueden llevar a zonas de aislamiento y autoagresiones.
“Muchos lo que hacen es callar, aguantar todo y
no hablar con nadie y llega a un punto en que tienen que explotar y sacar todo
afuera, ya cuando llega a un punto muchos buscan refugiarse en las drogas y
otras cosas” (GF 8).
“A veces no se tiene suficiente confianza y pues
uno no dice nada y entra en depresión” (GF 4).
5. Conclusiones
La mayoría de los estudiantes identifican el conflicto juvenil desde una
visión negativa, derivada de la ideología “tecnocrática-conservadora” Jares
(2004). Que lo configura como algo no deseable, en la que intervienen
situaciones vividas principalmente en el entorno cercano, que inciden en
afectaciones emocionales desencadenando acciones de violencia directa
consideradas por los estudiantes conflictos juveniles.
Se evidencia por parte de estudiantes una actitud negativa frente al
conflicto juvenil, representada en acciones violentas protagonizadas por
jóvenes en ambientes escolares, familiares y entornos sociales principalmente.
Estos conflictos son entendidos como consecuencias frente a situaciones de
invisibilización, opresión, falta de reconocimiento y valoración a sus luchas y
preocupaciones actuales.
Los estudiantes ven además de la violencia, la adaptación como una de
las formas privilegiadas que tienen los jóvenes para evitar estas situaciones
de tensión, obedeciendo así a las estructuras establecidas por la sociedad
adulta que, frente a una posición de controversia o disenso del joven podrían
considerarlo rebelde o inadaptado, lo que interpretan como estigmatización y
poca valoración de la sociedad adulta
frente a las opiniones de los jóvenes, siendo esto considerado por los
estudiantes conflictos que los afectan directamente, derivada de los diversos
entornos a los que están expuestos y en los que intervienen socialmente a
diario, configura una disrupción de los principios y valores promovidos en la
sociedad. Los jóvenes expresan un deseo de pensar libremente y emanciparse,
pero también buscan ser buenas personas y obtener reconocimiento y aceptación
de sus padres, quienes esperan logros significativos en la escuela. Sin
embargo, sienten que dentro de la institución educativa no hay una representación
e identidad juvenil adecuada, en este sentido, se identifica la representación
del conflicto juvenil como un problema emocional para los estudiantes.
Estas interpretaciones de los estudiantes sobre el conflicto juvenil
vinculan experiencias vividas, valoraciones y actitudes construidas socialmente
a partir de la influencia de los grupos sociales, difundidas a través de medios
de comunicación, de manera particular las redes sociales.
La representación del conflicto como problemas emocionales podría
configurarse como conocimientos previos para la enseñanza de conflictos
protagonizados por jóvenes que de acuerdo a los planteamientos de Parker y Bickmore (2021) podrían
contribuir para fomentar un entorno educativo y social que reconozca y valide
sus identidades y aspiraciones.
Las ideas, valoraciones y actitudes de los estudiantes frente a temas
relevantes como el conflicto protagonizado por jóvenes, constituyen un elemento
básico de las representaciones de los estudiantes, es por eso que estas
representaciones deben ser consideradas como punto de partida en la enseñanza y
aprendizaje del conflicto como contenidos de Ciencias Sociales, en relación a
la selección de contenidos, diseño de la secuencia didáctica y estrategias que
se podrían ser utilizadas.
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[1] Universidad
Tecnológica de Pereira, Colombia. Correo electrónico: Olga.celis@utp.edu.co ORCID:
https://orcid.org/0009-0004-1103-8861